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miércoles, 9 de enero de 2019

CUENTOS DE NIÑOS PARA TRABAJAR LA ORTOGRAFÍA

Silvia Díez y Miguel Gutiérrez respectivamente, nos ofrecen dos bonitos cuentos para trabajar las reglas de ortografía. Espero que disfrutéis con su lectura y que aprendáis mucho también


LOCURA EN LA CIUDAD DE LA ORTOGRAFÍA
La ciudad de “La Ortografía” es una ciudad bonita y tranquila que se divide en “El poblado de las vocales abiertas”, el de las cerradas, el de los diptongos, el de los triptongos y el de los hiatos. Un día en la plaza de “La tilde” un diptongo llamado “Héroe”, se encontró con un hiato, mejor dicho una hiata, la señora “Violín”. Tuvieron una gran discusión.
-Los diptongos sois inútiles, solo os acentuáis cuando-. Dijo la señora Violín, y añadió-Tú y tus hijos sois patéticos, ridículos e ignorantes, siempre metiéndoos con mi hijo, “Triángulo” siempre viene del colegio diciendo que Ignacio, Luciérnaga, Huéspedes, Sociable, Maniático y Mueca se han metido con su nombre, y no son los más indicados.
-Oye, oye, para el carro-Respondió Héroe
-¡Que el diablo te acompañe! ¡Llamaré a mis amigos los hiatos!-Respondió Violín
Y así es como comenzó la guerra. Los hiatos invadieron el poblado de los diptongos.
-¡Muerde el polvo, cara culo!-decía uno
-¡Cierra el pico so asqueroso!- decía otro
Y así hasta que el señor Héroe decidió encararse con la señora Violín para que dejara en paz a su poblado.
-Deja ya esto señora Violín, es una estupidez- dijo
-Calla musculitos- respondió la señora Violín
-Los diptongos no somos inútiles, y nos acentuamos en la vocal abierta o en la segunda vocal y vosotros los hiatos os acentuáis de acuerdo con las reglas generales de acentuación o siempre sobre la vocal cerrada tónica. Si te vas a meter con alguien hazlo con clase y orgullo ¡ah! Y no te olvides de cuando se acentúan, como yo, que te estoy cerrando la boquita con las tres cosas que se necesitan-estalló de pronto Héroe.
-Por cierto no te metas con mis músculos, que es mejor que parecer el monstruo del maquillaje-terminó Héroe
La señora Violín se quedó sin palabras y así acabó ó la guerra, con clase y orgullo, (para los diptongos, claro).















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